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No hay quien haga lo bueno...

¡¡¡casi muero por culpa de unas quesadillas!!!...bueno, exageré un poco jajaja; pero esta situación me hizo reflexionar sobre la actitud que tenemos o que podríamos llegar a tener acerca del pecado.

"Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros".

1 Jn. 1:8

Hace unos días fui a comer a un lugar acostumbrado, como no me había hecho daño la comida, no vi ningún problema en ir de nuevo a ese lugar; pero ¡cual sería mi sorpresa!, esa noche no pude dormir por el dolor tan fuerte que tenía en el estómago.

Lo repito, me era tan común ir a ese sitio que no pensé en las consecuencias y a veces así somos ante el pecado; en ocasiones por que caemos en el engaño del "no pasa nada" y en otras por inconciencia.

Hay personas que han endurecido su corazón a tal grado que no les importa vivir en pecado; por supuesto aquí me refiero específicamente a aquellos que ya conocen de la palabra de Dios, pero que aun así siguen viviendo en la carne.

"Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,

idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías,

envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios."

Gal. 5:19-21

Hay quienes piensan en “vivir la vida loca” y en el último momento antes de morir arrepentirse y así Dios los perdonará, ¿y cómo saben que les dará tiempo de arrepentirse?. Otros viven pensando que si Dios es misericordioso, entonces no importa cuantas veces pequen, él los va a perdonar; ¡sí, Dios es misericordioso!, pero también es justo, además olvidan que necesitan un arrepentimiento verdadero y dar fruto. (Mt 3:7-8, Sal. 51:17)

Aunque parezca ilógico, muchas veces actuamos a escondidas, como si Dios no nos viera. Tal vez podemos engañar a la gente, pero a Dios jamás. No olvidemos que de todo lo que hagamos, tanto bueno como malo, pasaremos por las consecuencias.

No os engañéis; Dios no puede ser burlado:

pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.

Gal. 6:7

También puede suceder que sin darnos cuenta caigamos en pecado, esto no es descabellado, al rey David le pasó, pero cuando fue redargüido, él confesó su pecado a Dios y fue perdonado y restaurado, claro, también sufrió la consecuencia de su falta. (2Sam. 12:1-25)

Lo mismo es con nosotros, escrito está:

Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.

Ro. 3:12

Todos, cada día de nuestra vida, cometemos alguna falta contra Dios, ya sea que digamos mentiras, que insultemos a alguien, que estemos en chismes, que no obedezcamos ni honremos a nuestras autoridades (sean gubernamentales, padres, jefes, etc.) o hacemos cualquier otra cosa que valla contra sus estatutos.

Tristemente hay personas que se creen tan santas que están libres de pecado y no permiten que Dios obre en sus vidas.

¡No seamos fariseos!, como ya leímos, no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.

Mantengamos una estrecha comunión con nuestro Señor Jesús, escudriñemos su palabra y pongámosla por obra para poder vivir en santidad y ser aceptos ante él. (2Tim 3:16-17)

Permitamos que el Espíritu Santo nos redarguya y nos lleve a un arrepentimiento verdadero, donde derramemos nuestro corazón delante del Señor y él nos limpie de todo pecado y nos restaure. (leer Salmos 51)

Gracias Dios por tu misericordia, porque al enviar a tu Hijo y por su sacrificio en la cruz, no hemos sufrido totalmente las consecuencias de nuestros pecados y ahora podemos tener salvación en él.

Ayúdanos a vivir en santidad.

En el nombre de Jesús, amen.

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